Mentiría si dijera que la vida
ha llegado a su montaña más alta,
tampoco se hunde en su más oscura
profundidad.
El símbolo más propio sería la extensión.
Autopista interminable
de hitos semejantes, de ramificaciones
a lo idéntico, donde conocer un fragmento
es haberlo visto todo.
Sol detenido en el cenit,
Sol que desnuda las cosas,
que pule brillos en el polvo.
Mentiría si dijera que con una brújula,
que tal vez un mapa, que un automóvil
más veloz, que después de la espera algo
o alguien va a sacarme de aquí.
Mentiría si dijera que sé donde estoy,
como he llegado.
Sol que dibuja espejismos, sol que arde
y diluye la memoria; antiguo Dios de los desiertos.
Sordo a las preguntas,
tu noticia me sedujo y señaló las vastedades de un imperio.
Soy un extranjero.
En éste cruce de caminos
Se desprenden las letras de mi nombre.
lunes, 11 de agosto de 2008
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